domingo, 11 de julio de 2021

El amor y la locura (como esos papelitos que te daban en los ómnibus)

El miedo y la tristeza se juntan a tomar cerveza en un bar.

 

-Estoy cansada de que hablen mal de nosotros- dice y toma un trago entre frase y frase- somos necesarios. Imaginate la vida sin Tristeza y sin Miedo... ¿Qué es eso? ¡Una vida de mierda! Vos, por ejemplo, ayudás a las personas a ser precavidas. El miedo es protector, tiene una función importante. Lo mío es diferente, a mí nadie me encuentra sentido. Qué injusto. A veces quisiera no existir, tirarme en las vías del tren y terminar de una vez con todo.  

Hoy me voy a emborrachar, te aviso.

-No te creas. Yo estoy súper estigmatizado. Las personas creen que soy un palo en la rueda para avanzar en la vida. Soy el límite de los sueños. Incluso hace poco hubo una campaña que proponía vivir sin miedo y desde ese día hasta hoy, no salí de casa.


Ambos quedan pensativos mientras toman sus cervezas frías y enfocan la mirada perdida hacia la calle donde un adolescente acomoda cartones y una pila de trapos en el cordón de la vereda.


En la acera de enfrente, dentro de una pensión, suena el teléfono. 


-Hola Amor, habla la locura. Vámonos este finde a un lugar que no conozcamos y sea cerca del mar, ¿querés?

-Tengo que estudiar. Estoy atrasado con la facultad.

-Dale, no seas aburrido. Siempre es mejor estudiar sentado sobre arena y oliendo agua marina a estar encerrado en esa pocilga donde vivís.

-Lo que siempre pasa es que me llevás por mal camino. Pasame a buscar mañana a las 18h.


Al día siguiente, la locura espera en la puerta al amor en un auto rojo y alquilado. El amor sube y se dan un abrazo.

-Te extrañaba- dice la locura  

-Yo también. Me gustaría pasar más tiempo juntos pero siento que contigo siempre salgo herido, sin quererlo sos dañina. Perdón que te diga ésto pero es lo que pienso. 

Ya me lo han dicho, no te preocupes. Al final, yo soy esa piba copada que todos quieren un poco pero después cuando realmente la conocen, la rechazan. Esa amiga que toma unos tragos y es divertida pero después de un rato nadie se le quiere acercar porque los avergüenza y ahí queda, sola en el medio del boliche como si hubiesen tirado una bomba atómica. Mi pecho es Hiroshima. Así es la gente, te usan. Toda mi familia es discriminada y sólo algunos pocos pudieron valorar lo que ellos tenían para dar. Su vida ahora terminó. Pero no quiero hablar de eso. 

-Me parece que estuviste mucho tiempo con tristeza. Disfrutemos este finde - dice el Amor.


El viento hace un remolino de hojas verdes de tilo y el perfume dulce se queda en sus narices. El auto va lento y salta sobre los adoquines para abandonar un barrio lleno de faroles y terrazas. 

Cuando llegan a la ruta, el sol cae como fuego sobre la carretera y tiñe todo de dorado. La locura apoya su mano sobre la rodilla del amor. 


-Me gusta ese bulto que tenés entre las piernas - lo dice y tira humo del cigarro por la ventanilla


El Amor ríe acomodando el codo sobre la puerta. 

En la radio suena Nike Drake. Afuera el paisaje es arbolado y silencioso. El viento débil les acaricia los párpados y van sintiendo más cerca el sabor a salitre en los labios.


-Hace poco me enteré que Tristeza quiso suicidarse. Me contó el miedo. Parece que se tomó no sé cuántos blisters de pastillas y la tuvieron que internar. Durmió como tres días seguidos - dice el Amor. 

-Ay, la Tristeza siempre está llamando la atención. Es tan insegura. Dejé de verla porque juntas somos un arma letal. La última noche fue terrible, después que se fue, estuve una semana en un psiquiátrico porque me corté las venas. No la quiero ver más - dice eso y le enseña la cicatriz de la muñeca.

El Amor la acaricia suavemente con la yema del dedo índice. Luego la besa y después la lame. No puede vivir sin la Locura, lo sabe. Entonces, va y le dice:

-Te amo por la misma razón por la que no podemos estar juntos. Pierdo mi identidad para ser parte de vos porque en cierta forma, sos mejor que yo sin ni siquiera intentarlo 

-¿Qué hablás? 

-Eso, que te amo. Te pertenezco. 

-Me vas a dejar más loca de lo que estoy diciéndome esas cosas. Pero no puedo evitar sentirme dichosa. Soy la peor.


El Amor besa su cuello, mete la mano bajo su pollera y de ahí en más, son sólo imágenes y visiones divinas de ese minuto de vida breve donde caen estrellas fugaces y también lava desde un iceberg que escapó de un glaciar para irse a flotar a la deriva plagado de mariposas negras sin vuelo. El cielo se tiñe de lila y ya nada puede salvarlos, están atrapados, rodeados de fuego escarchado. Su camisa en llamas y la implosión de los autos hace fluir la sangre como un río desesperado que arrasa con la vida a su paso. 

El Amor muere sobre un suelo empetrolado y brillante. Y cuando la Locura lo descubre, desgarrada, se deja morir también. 

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