Si supieras que una vez leí tu diario.
Si supieras que no fue una vez, sino tres.
Yo sé qué dirías. Sé cómo se pondría tu mirada. Cómo me odiarías. Lo sé todo.
Pero qué importa ahora. ¿Qué importan las cosas después que pasa el tiempo? - me pregunto.
La gente, hoy en día, no tiene diarios. Y vos tenías.
Yo siempre amé leer diarios (vos lo sabés).
Quisiera que sepas que no busco que me entiendas. Nada más quiero contar lo que pasó, deshacerme de este recuerdo. Confesar que no pude resistirme a sólo mirar su tapa en tu mesita de luz. Y me justifico diciendo, que me desgarraba la intriga. Si bien la moral, el pensar qué sentiría si me lo hiciesen a mí (yo, que también tengo un diario), me detenía. Y me detuvo un montón de veces, lo juro. Lo juro por lo que más quiero.
Pero llegó un día en que nada me detuvo. El deseo se volvió más fuerte que mi pensar y no existió nada que frenar. Porque yo necesitaba saber más. Saber qué sentías, qué tenías adentro. Conocer todas las palabras que jamás iban a salir de tu boca frente a mí.
Así que con una fiebre en mis ojos, lo leí.
Lo leí enceguecida. Pasé las hojas rapidísimo, con la culpa entre los dientes. La adrenalina por las venas. Y como muestra de respeto, sólo leí las partes en que me nombrabas. Busqué la letra "G" y al encontrar mi nombre, leí los párrafos que lo contenían. Y fue así, como me sentí casi feliz, de saber que antes de dormir pensabas en mí, aunque sea algunas noches, aunque sea por un rato.
Hasta la tercera vez, que leí algo que hubiese querido no leer jamás. Algo doloroso, que no vale la pena explicitar. Dando lugar en mí, a el arrepentimiento.
Me dieron ganas de agarrarte la cara y preguntarte: ¿por qué imaginás eso? Pero claro, no pude, consciente de haber hecho lo que no debía.
Yo vulneré tu lenguaje. Te violé por dentro, a escondidas. Lo admito con vergüenza.
Pero qué importa ahora. Qué importan las cosas después que pasa el tiempo.
Si al fin y al cabo, eso me sirvió para no volver a leerte nunca más.
¿Qué importa la vez en que me leíste poemas de Girondo? ¿Qué importan las noches en que te metías en mi cama para escuchar a Leonard Cohen y veíamos por una ventana cómo el cielo iba clareando, abriendo paso al sol? O las cartas que dejabas escondidas bajo mi almohada. ¿Qué importan las veces en que te oí respirar mientras dormías apoyada sobre mi brazo? Las veces que te acaricié el pelo despacito mientras contaba los lunares de tu piel. O las veces en que nos desnudarnos para miramos fijo, como nunca antes, añorando que se estancaran las agujas del reloj. Las veces que te quise tanto y las veces que te odié mucho más después. Como ahora, que te quiero y que te odio. Y vos también.
Pero qué importa ahora. ¿Qué importan las cosas después que pasa el tiempo? - me pregunto.
eSTÁ BUENASO!!! del principio al fin!!!
ResponderEliminar¿Qué importa nada al final del día?
ResponderEliminarSaludos
J.
gran calidad para contar.
ResponderEliminarun abrazo
muy buena pregunta, ¿qué son todas esas circunstancias que nos tocan vivir, importan o lo que importa es otra cosa, cuál?
ResponderEliminarmuy buen texto
besos
¿Qué importan las cosas después que pasa el tiempo?
ResponderEliminarA veces yo también me lo pregunto.
Algunas, me respondo una cosa. Otras, todo lo contrario.
Saludos y gracias por pasar por allá. Y dejar tan breve, onomatopéyico, comentario.