martes, 13 de mayo de 2014

Los gallos cantan a cualquier hora

Es en la noche, cuando se ven las luces de la ciudad, cuando las montañas lucen luminosas.
En la noche se escuchan aullidos, ruidos de animales salvajes mientras delicadas flores se cierran a la caída del rocío.
En la noche, el tiempo parece no pasar. No hay un sol corriéndose de lugar. Sino que hay una luna inmóvil, mirándote.
En la noche caen todas tus penas, todas tus desdichas. Sos vulnerable al dolor, al amor.
Y las noches, si son frías, son más crueles. Nos hace falta un cuerpo caliente a nuestro lado. Nuestra piel ruega caricias. Así, como nuestra alma, cobijo.

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