Un lugar
lejos, distante
muro lleno de musgo
que trepa
el espacio
como aquella luz
iluminando tu rostro
en la oscuridad
los hibiscos
rojos y rosados
siempre detrás
tapando con perfume
el hedor a perro
de la casa de enfrente
Una señora no puede
vivir con tantos gatos
y tantos perros
y morir así
mirándonos por la ventana
chuponeando sentados
o tomando vino suelto
soñando algo absurdo
como qué haríamos
cuando creciéramos
y después morirse
sin saber qué fuimos
sola, rodeada de gatos
y perros sucios
sin saberlo
(saber que fuimos
nada)
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