Lamento haber dicho
esas palabras
sobre una mesa virtual
No haberlas pronuciando
no salvó mi pellejo
Olvidé cómo nos llamábamos
cómo nos decíamos
el uno al otro
en determinadas circunstancias
Estoy cansada de vivir
De esta rosca
Y de la forma
que iluminan tus ojos
para sentir que no merezco
que nada bueno
puede pasarme
en esta vida
que tengo
o que elegí
Los rayos ultravioletas descansan en mi patio
a la sombra del jazmín
Tu tabaco se apaga
una y mil veces
una y otra vez
Hay puntas y restos
desperdigados
en cada maceta
del jardín
Siempre estás armando
encendiendo tabaquitos
con mi chesquero
que luego encanutás
disimuladamente
en tu bolsillo
Yo lo descubro
tiempo después
cuando la hornalla
de mi cocina
lo requiere
-Fue sin querer
tenía poco gas
estaba al borde
de la muerte-
Son tus excusas
para no devolverlo
y frustrar mis fantasías
de reposición
por uno bic, nuevo
de otro color...
quizás aguamarina
Los textos viejos
son incomprensibles
cuando atraca la noche
No los muestres
siento vergüenza
Me arremolino en el colchón
en ese hueco vacío
que habita la inocencia
y la desesperanza
de no saber vivir
Se apaga la mirada
y los trozos de infinito
languidecen
hasta el sutil parpadeo
que anuncia
nuestro final.
Qué retorno triste el tuyo.
ResponderEliminarBello, pero triste.
Abrazo.