domingo, 6 de julio de 2014

El infierno en el paraíso

La odisea de cruzar el Tapón del Darién. Llegar al infierno, al paraíso. Y estancarse justo ahí.
Puerto Obaldía: mar azul, palmeras, sol caliente. Militares por doquier. Paisaje camuflado.
El purgatorio, todos esperan. Esperar, esperar lo que sea pero esperar.
Cubanos, muchísimos cubanos. Atrapados, deseando salir. Ansiando llegar, algún día, al sueño americano. Pero no tienen nada, salvo las ganas de no estar ahí. Sin trabajo, no hay dinero y sin dinero, no hay forma de escapar. Y los barcos son negados. Ellos traen miedo, dolor. A veces traen muerte.
Entonces es un puerto lleno de historias tristes. Por lo que pasó y por todo lo que no pudo ser.
Un pueblo muerto donde las mujeres juegan al bingo, sudando bajo un toldo, para matar sus tardes. Para matar al tiempo antes que él las mate.
Niños llamados Neymar, como el jugador.
El fútbol arrasa todo a su paso, pensé. Los niños aman las pelotas desde antes de nacer.
A mí gustan los que suenan latas, juegan con piedritas. Los que hacen música para reír con falsas lágrimas en los ojos.
En cambio, los hombres, se emborrachan. Sostienen, apenas frías, cervezas en sus manos. Buscan un lugar para olvidar. Una cantina donde suene vallenato, plagada de miradas hacia el piso y palabras mudas.
Advierto que en el pueblo está prohibido andar sin remera. También fumar.
Y no hay luz. Sólo algunos tienen y por poco rato. Se vive con el sol, uno se acostumbra.
Deja de añorar bebidas congeladas para saciar su sed. Destierra los helados.
Abandona el leer antes de dormir. A no ser, que el libro lo ruegue. Si ruega, las velas nunca fallan.

Yo también estoy atrapada...
pero aún me queda una hora de ventilador.

3 comentarios:

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  2. hola, buenas aventuras por el Caribe, cuidado con terminar en una isla desierta, aunque no creo que sigan existiendo.
    A veces el paisaje es hermoso pero no dice nada de lo que pasa a su alrededor, un gran desfasaje, igualmente siempre se lo puede seguir contemplando, saludos

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  3. El cuadro que trazas es de un vigor literario que realmente me impresiona y entristece. Me quedo aquí. Salud

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