domingo, 2 de febrero de 2014

Gnossienne Nº1

Hay que mirar hacia arriba, hay que mirar todas esas cosas que hay en el cielo. Buscar la manera, encerrar el sentido. Es tiempo de arrancar los disfraces: rasguñar trajes y desmenuzar pelucas.

Erik Satie no deja de sonar, la pista se repite una y otra vez. Es un cuchillo que se clava y va escarbando con paciencia. La música me está doliendo, la música nos está doliendo. ¿Se puede compartir el dolor? Ahora mismo lo estamos haciendo, estamos compartiendo una sábana, una temperatura.

¿Piedra, papel o tijera? Por quién va a buscar el limón al piso de arriba para esta cerveza fría. Gana él.

Solo, en cama ajena, suena de fondo la noche en una ciudad gris. Suena de fondo el silbido de ella, y baja por las escaleras con el limón en la mano derecha. ¿Qué pensará mientras silba esa tonada? ¿Qué pienso yo mientras escribo ésto?

Veo bajar lento a las semillas en el vaso: se ven tan suaves, carnosas. Betto nos mira, ¿qué estará sintiendo? Pensar que meses atrás estaba solo, abandonado, sucio. Lo salvé mientras todos simulaban no verlo, desmayado en una volqueta. Soy madre sin ser madre. Es un cacho de alma que regalo. Yo hago esas cosas, no sé por qué.  Ahora se va a vivir a otro país. Se va a un pueblito en una isla del mediterráneo.
¿Sabrá de su viaje? Va a cruzar el océano, va a volar por primera vez, conmigo. Esta vez no volaré solo, mi vuelta será acompañada por un espíritu inesperado. Es que me viene el avión y con él, mil cosas. Me vienen a la mente litros y litros de agua, kilómetros y kilómetros… las distancias.
Estamos locos, siempre lo supimos. Locos juntos es mejor que locos solos.

Voy yo, ¿y qué digo? Si las palabras parece que huyen de mis labios. 
Qué lindo es ver tus alas, son transparentes. Las mías, no.
El puñal se hunde cada vez más y ya no sabemos cómo salir ilesos. Salir ilesos es una mentira y lo sabíamos.

Te voy a extrañar cabrona. Voy a extrañar tu pelo aunque esté lleno de piojos, no importa. Tengo una fascinación por tu pelo, por su libertad. La libertad de tu pelo. Tus ojos grandes fijos, también los voy a extrañar. ¿Y qué más? ¿Qué vas a extrañar de mí? ¿Tu reflejo en mis ojos?


Y llueve, resuena la humedad en este balcón que dejaremos mañana. No sé mi dirección, sólo sé que no voy a estar acá: ni en este cuarto, ni en esta cama, ni tampoco en tus brazos.  

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